Proyectos personales

Jimena Catalina
Piensa en pixels
Published in
3 min readDec 15, 2008

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Los diseñadores gráficos nos ganamos la vida con nuestra creatividad y nos encanta nuestro trabajo, pero por otro lado nos quemamos fácilmente con las tareas rutinarias y en seguida nos sentimos estancados. La parte negativa de esta profesión es que, tanto si trabajas de freelance como si estás empleado en un agencia, el trabajo “rutinario” es bastante más común que el puramente creativo, más aún si estás empezando y no tienes mucha experiencia.

Incluso tu diseño favorito puede provocarte pesadillas si tienes que desarrollar 30 plantillas para todas y cada una de las pantallas internas. Esa interfaz que tanto disfrutaste animando se convierte en un suplicio cuando tienes que hacer 10 adaptaciones a distintas resoluciones. ¿Y a quién le gusta diseñar un newsletter tras otro? Lo cierto es que todos sufrimos temporadas en las cuales nuestro trabajo es mortalmente aburrido (la “fase churrero”) y uno fantasea con el famoso chiringuito en la playa.

Cambiar de empleo puede ser la solución si los proyectos que entran en tu empresa nunca son interesantes y temes quedarte estancado. Sin embargo lo más habitual es que el trabajo rutinario venga por ciclos, al final cualquier proyecto en cualquier agencia siempre tiene una fase donde el trabajo a desarrollar es más mecánico. Incluso hay temporadas enteras del año, como el verano, que son bastante soporíferas.

En estos casos lo mejor es dejar de lloriquear y comenzar un proyecto personal ¿acaso tu empleo tiene el monopolio sobre tu creatividad? Es el momento de llevar a cabo esas ideas que se te ocurren en el metro, en la ducha e incluso mientras haces esos 10 formatos de banners.

Los proyectos personales hacen el bien

  • Como ya he dicho son una vía de escape en temporadas de trabajo no creativo.
  • Sirven como laboratorio de experimentación para ideas que no puedes (o te atreves) a aplicar en la agencia. Si la idea funciona podrás aplicarla más tarde en algún proyecto del trabajo.
  • Nos obligan y nos proporcionan la motivación para aprender alguna nueva técnica o tecnología. Son un entrenamiento para estar al día.
  • Muchas veces los trabajos del día a día no son precisamente los que te ayudan a construir un porfolio impresionante. Los proyectos personales pueden ayudar a promocionarte y demostrar lo que eres capaz de hacer “con el ambiente adecuado”.
  • Satisfacen nuestro ego. Trabajas tú sólo, para ti mismo y sin interferencias ni opiniones de nadie (a no ser que quieras pedirlas). Todo el mérito para ti :)
  • Nunca se sabe, puedes llegar a monetizarlos.

Recuerda que no tienen que estar necesariamente relacionados con el diseño gráfico, pueden ir desde hacer un reportaje fotográfico a decorar tu salón, pasando por los cuadros de miga de pan o pintar camisetas. El objetivo es borrar esa sensación tan molesta de no aprender nada nuevo y tener un trabajo creativo que te sientas orgulloso de mostrar (hay que reconocerlo, nuestro ego es GRANDE).

Aunque casi más difícil que empezar un proyecto personal es llegar a terminarlo, pero eso será otro artículo…

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